En esta ocasión la clase de expresivas ha sido en el aula. Jorge ha comenzado preguntándonos qué diferencias considerábamos entre ser o hacer algo de manera excelente y hacerlo solamente bien, es decir, ¿en qué punto un buen trabajo pasa a la excelencia? Esto nos ha inducido a un breve debate que luego hemos encaminado hacia la propuesta de hoy: la segunda asamblea de evaluación.
En sesiones anteriores, ya se nos propuso una forma innovadora de valorar nuestra implicación y progreso en esta materia, que era la elaboración de un texto a modo de autoevaluación que luego leeríamos en voz alta ante todos nuestros compañeros y profesor. En ella deberíamos fijar la nota que creemos que nos merecemos y el resto tendría la oportunidad de expresar su opinión sobre la valoración de cada uno, considerando la nota justa o injusta, tanto por exceso como por defecto.
La propuesta nos impactó a todos generando multitud de controversias. Había quienes opinaban que era totalmente injusto además de abrumador, pues muchos pasan vergüenza o simplemente no quieren optar a que otros compañeros juzguen su trabajo; otros, en cambio, veían una oportunidad para conocer una nueva metodología y lograr un aprendizaje a partir de las aportaciones de todos los compañeros; y por último aquellos quienes se hallaban entre un lado y otro, sin tener claro por cual decantarse, pues veían aspectos positivos y negativos en ambos enfoques.
Otro de los puntos que se destacó fue la importancia de valorar no sólo el resultado sino también el proceso, ya que es lo que se nos está inculcando en la facultad de cara a nuestro futuro como docentes. No obstante muchos remarcaron que el resultado también ha de ser valorado pues, aunque obviamente el esfuerzo es un gran componente a tener en cuenta para la evaluación, no debemos ignorar a aquellos compañeros que por distintas razones tienen un mayor control de recursos como las TIC, cualidades físicas, expresivas o simplemente ser más atrevidos, factores que ayudan a que las tareas encomendadas tengan un mejor resultado. Además, no por ser mejores en algo significa que nos hayamos esforzado menos. Está claro que si se consigue un buen resultado es porque detrás hay un gran trabajo.
Finalmente, tras comentar los criterios a tener en cuenta que Jorge nos facilitó para orientarnos a la hora de evaluarnos, consideramos más oportuno para complacencia de todos, realizar la autoevaluación pero no de forma pública, sino en tutorías individualizadas con el profesor, a fin de ser conscientes de nuestro propio aprendizaje y desarrollo, basándonos, eso sí, en la honestidad y con decoro.
BEA
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